Emilio Nogales, nacido en Castuera en 1996, heredó la pasión por la cocina de su abuela Joaquina, una experta en los fogones. Aunque inicialmente su interés estaba en los coches, terminó cambiando su rumbo hacia la gastronomía. Después de intentar ingresar a un ciclo medio de mecánica y encontrar su vocación en pastelería, Emilio se formó en esta área en su pueblo y trabajó en una pastelería local.

A los 18 años, se matriculó en la escuela de hostelería de la Fundación Cruzcampo en Sevilla, donde destacó por su destreza culinaria y recibió elogios por su receta de bacalao ajoarriero. Durante sus prácticas, siguiendo el consejo de Juan Ramón, optó por trabajar en la Casona del Judío en Santander antes de embarcarse en una experiencia culinaria en la cocina de Martín Berasategui durante seis meses.

Posteriormente, continuó su formación en la Terraza del Casino con Paco Roncero, recibiendo incluso la oferta de formalizar las prácticas con un contrato. Sin embargo, con 20 años, Emilio decidió no aventurarse solo en Madrid y, en ese momento, recibió la llamada de Toño Pérez. Cumpliendo su sueño, trabajó en Atrio, donde había expresado previamente su deseo de laborar.

Después de un tiempo en distintos establecimientos, incluyendo Ábako y Dromo, y debido a circunstancias familiares, Emilio regresó a Castuera. Aprovechando la oportunidad de gestionar un negocio en su pueblo y con el respaldo de haber ganado el XIV Premio Espiga Corderex, decidió abrir su propio restaurante, Artigi.

Aquí empieza nuestra aventura.